Comenzó a bailar bachata con Carlos Espinosa en Salamanca. Teniendo experiencia como bailarina, eso se veía de lejos y rápidamente comenzó a ayudarlo con las clases. La historia divertida es, Sara comparte:“Cogí manías de solo bailar con él. Me aprendía las figuras de las clases y las seguía. Luego, cuando bailaba social y tenía que seguir a otros, era un desastre”, mientras se reía recordando.

Una cosa que diferencia a Sara Panero de muchas otras es esto: ella creó un camino para ella donde no lo había. Aprendió a las malas que no iba a permitir que su carrera dependiera de un compañero o de cualquier otra persona. Se comprometió consigo misma, de trabajar en su marca y allanar el camino para que ella mostrara de lo que era capaz. Para asegurarse de que, sin importar lo que sucediera, se mantendría firme en sus logros, pero, sobre todo, en su capacidad y valor.